Corazón diminuto de papel en el suelo como símbolo de lo pequeño que puede recordarnos estar presentes
|

Lo pequeño también florece

«Algo tan diminuto como un corazón en el suelo puede recordarnos que estamos vivos.»

El corazón en la esquina

En la imagen podemos ver un trozo de basura que encalló en la orilla de mi portal.
O podemos ver algo simbólico a lo que darle un significado un poco más profundo.

Algo tan diminuto como un diminuto corazón nos puede recordar, por un instante, la importancia de conectar con nosotros mismos, de estar presentes.
Algo tan pequeño nos puede evocar una sonrisa.
Algo así, casi invisible, nos puede llevar a tomar una inhalación profunda y a que nuestro pecho se expanda, agradecido.

La fuerza de lo pequeño

Y así, vemos el potencial que puede llegar a tener cada pequeño gesto, cada pequeño detalle.

No menosprecies, por lo tanto, los pequeños actos de tu vida: una pequeña parada en mitad del frenesí, una inspiración consciente, una mirada amable…
Eso es el éxito.

¿Qué es meditar, en realidad?

Ocurre igual con la meditación.
Meditar no consiste en estar cuarenta minutos presentes y conectados con nosotros mismos, conscientes de todo lo que acontece.

La meditación es, más bien y sobre todo al principio, un darte cuenta puntual.
Es un instante en el que te das cuenta de tu propia distracción seguido de otro instante en el que eliges redirigir tu atención a tu propia presencia.

Entonces, la meditación ha tenido éxito.
Aunque ocurra tan solo una vez en cuarenta minutos.

Cada gesto abre el camino

Son esos pequeños detalles los que marcan la diferencia y los que abren camino para el siguiente paso evolutivo.

Es desde lo pequeño como vamos haciéndonos grandes.
Una mirada, una sonrisa, un darte cuenta de un pensamiento o de una emoción de esos que contenemos en las jaulas mentales que hemos construido sin darnos cuenta
Eso es suficiente.
Desde ahí, ampliamos y crecemos.

Florecer donde estás

Y tú, que quizás te sientes como una mota de polvo en mitad de un universo gigante…

Recuerda que, como hijo o hija de la vida, eres completamente importante y completamente imprescindible.
La naturaleza no hace nada sin sentido.
La vida se expande allá donde puede florecer.

Por lo tanto, si estás aquí, leyendo estas palabras, sin duda alguna y estés donde estés, tienes la capacidad y tienes el potencial de florecer.

Elige no menospreciarte.
Ocupa tu lugar.
Y florece ahí donde estés.

P.D: Si te gusta cómo escribo, puedes recibir reflexiones como esta por correo.
Solo cosas que también me gustaría recibir a mí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *